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Mostrando las entradas de septiembre, 2009

VIENTO

La miró, miró a los niños y partió… No hubieron palabras, pues tal dolor no se puede nombrar.En éste, su último suspiro recuerda esa imagen… la luna bañando la piel de su amada, con los cabellos recogidos de lado y aquella mirada que sólo puede dar una mujer enamorada, sosteniendo la desolación de sus retoños… y ellos, con el alma quebrada y el orgullo enaltecido, con el corazón atormentado y la niñez entumecida…Ni aún el filoso frío del acero atravesando su pecho, pudo apagar el amor que sentía al recordarlos y a medida que el álgido final roía su triste alma, el fuego de su sangre hacía hervir sus ansias por un futuro junto a su estirpe… sus ojos brillaban cual hoguera del Diablo. Su corazón se negaba a tal destino y no lo abandonaría en ésta, su gran batalla.Su asesino, convencido de la proeza, retiró la espada que guardaría cual trofeo macabro y emprendió la marcha de regreso a su asentamiento, ignorando que la muerte es como un viento tormentoso que no tiene curso fijo.