nido de KuKaracha

Al borde de todo, pienso. Oigo y observo como pasa el tiempo, esperando que el mañana me encuentre solo, recostado, en paz... bien muerto. Escucho como afuera golpea el viento y sin perturbarme espero el fin de todo esto. No creo, no añoro y no espero que entiendas como es que me siento, ya que es muy claro y de mi conocimiento que cada uno se interna en su propio infierno. Hoy quiero que el planeta entero explote para que nada ni nadie se acerque o me toque. No quiero ver como me dan con garrotes, ni sentir como se acercan y me devoran las desazones. Yo quiero que todo esto se termine y que explote para ver como se incendian los miserables y traidores. Puedo escaparme, encerrarme y esconderme. Puedo sentirme lejos de sus sucios dientes y sentarme en el borde de todo, nuevamente, a observar como pasa el tiempo que me erosiona y malhiere. Nada he requerido y nada me obsequiaron, lo poco o mucho que poseo es producto de mi mente y de mis manos. Soy lo que ven: un hombre bueno y complicad

La miró, miró a los niños y partió… No hubieron palabras, pues tal dolor no se puede nombrar.En éste, su último suspiro recuerda esa imagen… la luna bañando la piel de su amada, con los cabellos recogidos de lado y aquella mirada que sólo puede dar una mujer enamorada, sosteniendo la desolación de sus retoños… y ellos, con el alma quebrada y el orgullo enaltecido, con el corazón atormentado y la niñez entumecida…Ni aún el filoso frío del acero atravesando su pecho, pudo apagar el amor que sentía al recordarlos y a medida que el álgido final roía su triste alma, el fuego de su sangre hacía hervir sus ansias por un futuro junto a su estirpe… sus ojos brillaban cual hoguera del Diablo. Su corazón se negaba a tal destino y no lo abandonaría en ésta, su gran batalla.Su asesino, convencido de la proeza, retiró la espada que guardaría cual trofeo macabro y emprendió la marcha de regreso a su asentamiento, ignorando que la muerte es como un viento tormentoso que no tiene curso fijo.

En mis puños tengo enclaustrados los miedos de todos aquellos que siempre miraron con ojos de hiena. Me detengo, los enfrento y bajo la cabeza... sólo para darles la confianza necesaria para que se acerquen a mi. Los quiero al alcance de mi boca. Los huelo acercarse y no titubeo al momento de arrancarles la cabeza con mi lengua de acero y mis gélidas ideas. Nací en un negro nido de vacuidad… La repulsión al hedor de las ratas devenidas en gente me amamantó para convertirme en esto que aquí ven. Erguido y paciente. Sigiloso. Artista. Todo lo veo desde la cúspide de mi locura. Todo lo cazo escondido entre las raíces que pisan. Salto de mi escondrijo y los atrapo. Los hundo y me riego con su sangre… alimentando mi motor de pesadillas con sus ojos, me siento completo al devorar sus tapados gemidos de pavor. He terminado mi tarea de hoy. Regreso a las sombras que los rodean… Sonrío mientras me escondo, sabiendo que te tengo en la mira… Tú serás mi próxima víctima… Pero ese será otro cuento.