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Mostrando las entradas de marzo, 2007

NUBES SOMBRIAS

Hoy no quise salir a correr a los perros de tu fría histeria, pues al fin le llegó la hora a mis debilitadas piernas de amor. Te ocultabas debajo del puente mientras la carroza fúnebre de las penurias pasaba sobre tu corazón y no pedías ayuda, porque tu vanidosa alma desvelada no podía tolerar semejante aberración. Te lo he propuesto tantas veces, que lo he olvidado sobre el armario y ahora puedo ver que mi espejo jamás reflejó rigurosamente todos mis pensamientos, pues no entiende el lenguaje de la soledad. Nunca mires hacia atrás, si no quieres encontrar que lo que yace en el camino son las vidas de aquellos que tus ojos, inocentes verdugos, dieron fin. No me preguntes el por qué de la noche ni el fin del cuento, soy una mera sombra de tus deseos.

SINO

Hay algo que sólo tú puedes hacer. Hay algo que sólo tus ojos pueden ver. Algo que permanece oculto al resto de las miradas viejas y cansadas, pues tus intuiciones de chiquilla no están infectadas por la podredumbre del tiempo. Tú me comprendes y curas mis heridas de niño solitario con tus juegos y risas… con tu fresca voz y tu piel suave como la caricia del sol de un atardecer primaveral me escondes de la multitud. Me entrevero en tus cabellos tersos y me abrigo con tus bonitas manos que aún no pretenden lastimar. Me deslizo en tu mirada que desconoce los recursos de la mentira y soy feliz perdido en tu cuello tranquilo. Cuando te tengo a mi lado, todo cambia… una sonrisa se dibuja en mi rostro predecible. Y es por eso que la distancia me envuelve en el viejo harapo del silencio, cuando no estás ahí. Una pregunta se está alimentando violentamente de mi ser, hace tiempo ya… ¿Qué será lo que depara el destino? Quisiera conocer la manera de torcer el cauce de mi sino, para que desemboque

PACIENCIA

Y si ésta fuera la última noche? Qué harías? Qué demandarías? Qué me darías? Ésta noche, pídeme lo que quieras… traigo en mis manos un racimo de sueños inconclusos, listos para que tú les termines la forma y les inyectes la vida. Quiero conocer lo que disimulas detrás de tus dejos de niña. Quiero vislumbrar eso que enloquece mi pensar y lo encierra en el laberinto demencial de tus dulces y crueles caprichos de doncella. Me pierdo en mis malditas fantasías dónde tú eres la emperatriz de mis anhelos, y juro que lo intento todo para no hacerlo, pero siempre caigo ante la espada de mi propio corazón vencido. Esperaré aquí el día en que me veas de la forma en la que sólo tus ojos pueden liberarme de ésta pesadumbre, encadenado a la miseriosa soledad que me estaca tu indiferencia.