NUBES SOMBRIAS
Hoy no quise salir a correr a los perros de tu fría histeria, pues al fin le llegó la hora a mis debilitadas piernas de amor. Te ocultabas debajo del puente mientras la carroza fúnebre de las penurias pasaba sobre tu corazón y no pedías ayuda, porque tu vanidosa alma desvelada no podía tolerar semejante aberración. Te lo he propuesto tantas veces, que lo he olvidado sobre el armario y ahora puedo ver que mi espejo jamás reflejó rigurosamente todos mis pensamientos, pues no entiende el lenguaje de la soledad. Nunca mires hacia atrás, si no quieres encontrar que lo que yace en el camino son las vidas de aquellos que tus ojos, inocentes verdugos, dieron fin. No me preguntes el por qué de la noche ni el fin del cuento, soy una mera sombra de tus deseos.