Entradas

Mostrando las entradas de 2006

RESCATAME

En mis manos veo correr al tiempo que apura a la muerte mientras los que están afuera me mantienen aquí, sin saber, tal vez, que los enfermos no están de éste lado sino al revés. Los espío por el hueco de un ladrillo que se fue a un lugar mejor, a un lugar en el que no tenga que torturar con encierros a los seres que no piensan como se les ordenó, a los que sin querer, olvidaron lo que no deberían. Creen que están libres y están hundidos en un espeso humo de mentira y dolor. Están ahogados en una libertad dibujada por la mano herida de un Dios moribundo que les adorna el pecho con historias viejas de su libro favorito de fábulas. Los observo desde el patio, con mi viejo abrigo verde, mis pantalones azules y mis ojos llenos de medicación. Sentado en mi silla de ruedas… a veces me pregunto… de qué le sirven esas ruedas si no me llevan a dónde quisiera? Extraño el sonido de mi habitación, el olor de mis mañanas, el dolor de mis noches, el calor de mi elegida soledad. Tengo en mis manos, a

IRONIA

La noche estaba tan fría, amada mía. Lejos de tu carne mis sueños se apagaron bajo un manto de soledad. La noche estaba tan fría, amada mía. Esperando al tren que a todos nos lleva a destino final, esperando volver a sentir tus dulces manos acariciando mis manos. La noche estaba ya tan fría, amada mía que decidí dejar de esperar al tren que a todos nos lleva a destino final para correr hacia ti con la velocidad de la bala que atravezó mi sien. La noche está aún tan fría, amada mía, pues quién no espera el tren no encuentra el camino y se pierde en la obscuridad.

MUERTO AMANECER

Escondido en el corazón de la montaña más alta del Valle de los Lobos, vivía un guerrero... habitaba sólo, ya que sus padres habían sido raptados por aquél que viste de negro, por ese ente al que llaman muerte... Sus ojos eran obscuros como el pensamiento del mismo diablo, sus brazos fuertes como el odio de mil bastardos, su cabello era largo como el propio tiempo... nadie sabía bien cuantos años hacía que estaba él en esos suelos, pero todos sabían quien era... Amado por algunos y odiado por la mayoría luchaba contra el terror que causaba sobre esas tierras el rey Adiclores. Dueño de las tierras hasta donde los ojos ya no ven. Sangrientos eran sus deseos y sangrientas eran las realidades en ese tiempo. Pero esa noche la Luna parecía prever lo que sucedería, pues estaba escondida detrás de las nubes del sur. A largas distancias se escuchaba ya el pisar de su caballo, era como si latiera la tierra misma... Venía oculto en las sombras. Pasó por el pueblo sin ser descubierto por ojo algun

MORIR PARA TI

Te recuerdo allí sentada con los ojos abiertos, como observando el vacío que se posaba en la impasible ventana mojada por las lágrimas que del cielo caían, llorando la muerte de mi dulce ángel. Ví volcada sobre tu hermoso cabello negro la luz de aquella luna que, disimulada detrás de las entristecidas nubes, suplicaba la piedad de un Dios frío y duro como el acero. Al entrar a tu alcoba no pude evitar ser ahogado en el hedor de tu sangre derramada, de tu dolor que aún en el aire flotaba como espesa niebla. Mis piernas se quebraron ante la congelante imagen de mi pequeña hada allí tendida, desangrada, desgarrada por la violenta mano de aquél que encandilado por su negro amor te detuvo en el tiempo de manera tan cruel. Te recuerdo pálida, tiesa, casi dormida en tu lecho de sufrimiento… bañada en la sangre que brotó de tu corazón, ahora interfecto. Me quedaré a tu lado, amada mía, esperando que la misma muerte que te arrancó de mis manos, coseche mi alma, pues mi corazón latía sólo para t

RESURRECCION

Años he estado en la obscuridad de mi lenta muerte, mi amarga muerte. Años esperando la llegada de la persona que tome mis restos en sus manos y me entierre al fin en medio de su pecho. Años durmiendo sólo con mi frío ser, sólo con mi niño descalzo, sólo. Años enteros han pasado desde que no vivo, años en los que he olvidado lentamente el calor de los besos, de los abrazos, el calor del amor. Días enteros he perdido llorando tu tardía venida, esperando. He visto los oasis más hermosos, pero jamás se realizaron mis sueños... hasta que un día, o tal vez una noche, decidiste abrir los ojos para ver mi muerto corazón. Te acercaste, me besaste y comenzaste a reparar el daño que otros habían causado, como si tuya fuera la culpa, me cuidaste desde el primer momento. Tal vez por tu inexperiencia o simplemente por tu ser tan especial, me amaste... y yo no tuve opción, no tenía otra alternativa, mi corazón había resucitado por tu sangre, mi sangre negra ahora fluía, corría veloz por mis venas...

EL IDIOTA

Una vez más siento tu violenta mirada lastimando mi ser. Siento tus odios alimentarse de mis fetales fantasías, muertas antes de nacer. Sin quererlo, permanezco con los brazos cruzados, siendo testigo de tu negra pasión que desangra tus viejas palabras de amor, que yacen muertas debajo de la cama. No quiero verlo, pero el morbo me empuja y me acorrala en una única opción con su filosa espada de perversa curiosidad. Mientras todo esto pasaba como en una vieja película en cámara lenta, pude notar que la maldad que te movía con sus fuertes hilos de poder te enorgullecía a la vez que te arrancaba de un miserable golpe toda la belleza que te iluminaba cuando la inocencia era tu guía. Pero hay algo que no puedo entender, algo que me enloquece por su compleja y retorcida existencia... y es que no puedo, pues no quiero, escapar de este agresivo torbellino que desatas con tu hermosa maldad.

MIRADA

Un día oscuro como cualquier otro día oscuro te apareciste en mi espejo cuando sólo buscaba ver mi triste alma, ver mis ojos mirando mis ojos. Sólo quería entrar en mi cabeza para hacer la limpieza que siempre hago, pero no pude porque tu imagen violaba la veda que precariamente levanté a tu persona. Frente al espejo, ahí parado, mirando lo que nunca pude ver, mis ojos mirando mis ojos, pensé en algo que nunca había pensado. Pensé que si no estabas conmigo era porque así lo deseaste… estar lejos de mi piel te hacía bien, puesto que mi piel y mi sangre ardiente de mi te quemaba el corazón. Aquél día oscuro, como cualquier día oscuro sentí algo que jamás había sentido antes… me había sentido bien viendo lo que nunca alcancé a ver… mis ojos mirando mis ojos. Miré al espejo y al verte pedí solo una cosa, lo único que en realidad quería… pedí que te quedaras conmigo, pero al parecer ya habías descubierto mis locuras y mis miedos… era tarde ya para darme la oportunidad que nunca me habías da

INTERNO 455811

Las paredes me asfixian por su color fétido, verde y amarillo que se mezcla con el olor de los otros internos. No puedo ver más allá de mis ojos a pesar de tenerlos abiertos. Dicen que no quiero ver, pero no puedo... en realidad nunca lo intento por miedo a ver lo que dicen que está ahí y tampoco quiero que me toquen las sucias manos de la gente que me rodea. A veces vamos al patio. Yo voy al patio con todos, para no perder mi lugar. No quisiera que me sacaran el lugar. El lugar es como el alma: no puedo dejar que me la saquen y se la lleven al infierno con el resto de mis cosas, eso también me da miedo y el miedo no me gusta, me hace sentir frío cuando no hace frío. Hay un gato que me acompaña a veces y yo lo acompaño a él. Siempre le doy lo que yo no como, aunque casi siempre como poco para darle a él. Yo sé que a él le hace más falta que a mí y que él tiene más frío que yo, porque tiene más miedo también. Me lo dijo una vez que el ciego le pegó. Quisiera poder volar y salir de éste

ESCONDIDA BAJO TIERRA

No olvides decirle que la amas, siempre puede ser tarde. Los gusanos le hacen el amor a lo que queda de tu cuerpo, mientras el perfume de tu carne putrefacta inunda el cajón que te cobija. Un festival de muerte y pasión imperturbable se alimenta de tus cabellos que, aún difunta, crecen para enredarse con las raíces que violan tu lecho. Tus ojos se hunden y esconden para no ver en lo que terminó el cuento de tu vida. No quieren aceptar la realidad que te ahoga y tus huesos duelen vencidos por la crueldad con la que el tiempo los consume. Es un dolor agudo… lo sé. Tu piel cae en pequeños trozos de pudrición que alimenta tus pesadillas más obscuras. Porque aún estando muerta, puedes sentir el frío de la soledad y el silencio del encierro, pero tus músculos no responden a tus tácitos gritos de dolor y te atan a la inmovilidad eterna. Perdida en el escenario que te amordaza en la negrura de sus telones, ruegas piedad… pero olvidas algo… nadie escucha los quejidos de los muertos, pues por es

A UN COSTADO DEL RESTO

Me has contado de tus asfixias y anhelos, de tus quimeras y opresiones, de tus abortos y partos, de tus miedos y ensueños. Me has mostrado tus manos abiertas, tu alma, tu mente, tu sexo, tu piel y deseo. Me has rozado con tus miradas. Siempre bellas, siempre directas, asesinas, curadoras. Me has hecho reír con tus palabras, con tus ojos, con tus gestos y arranques, y hasta con tus manos que se resisten a ser violadas por el tiempo. Me has hecho desatar lo que hoy soy en tu cama cuando me entierro entre tus piernas, aunque digas que fue sólo una pequeña sugerencia que de tu boca se cayó. Me has construido y regalado muchos de los más perfectos recuerdos que hoy flotan en mis venas. Me has llenado de todo esto y más… y yo, en cambio, te di lo que hoy hace que estés ahí… leyendo y, tal vez, sonriendo frente a éstas palabras. No hay más que decir...

SUEÑO

A veces la mujer de tus sueños está a tu lado... aunque sea por un momento. Soñé otra vez con lo que tanto he soñado… Besabas mis ojos, mi cuello y mis labios, mientras notaba en tu mirada que estabas volando. Creías estar sola, pero yo estaba a tu lado. Soñé otra vez con lo que tanto he soñado… Recorría tu espalda que ya estaba vibrando. Y mientras entre tus piernas simulaba que ahí me perdía, escuchaba a lo lejos como lo demás se diluía. Soñé otra vez con lo que tanto he soñado... Estabas ahí dormida, y desnuda en mis brazos. Acariciaba tus cabellos mientras moría el tiempo, observaba tu cuerpo y olía su incienso. Soñé otra vez con lo que tanto he soñado… Tu perfume en mis manos se ha refugiado. Pero algo sucedió en éste tiempo que he fantaseado, y es que hoy estoy despierto y tú aún estás a mi lado.