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Mostrando las entradas de mayo, 2011

AVERNO

Un infierno se desata en mi cabeza, entre plagas de ideas, fantasías y temores. Me detengo en medio de las llamas de mi ímpetu para dirigir la sinfonía de enajenaciones que intentan sofocarme. Observo a mis demonios y con cada mirada entrego una ley, un trayecto… aunque no lo deseen, saben que las riendas están tensas y que no hay modo de escapar del destino que les tengo escrito. Mi deseo no es apagar las llamas, pues he conocido el paraíso y el asfixiante silencio de la paz me ensordecía hasta la demencia… mi deseo es sostener el fuego, utilizarlo como lecho, cambiar su color… mi deseo es utilizar su energía para cruzar hacia el otro lado. Aquel del que no hay retorno. Tengo las herramientas para llevar a cabo lo que busco. El sensual filo de un cuchillo, una soga gruesa como mis penas y una vasija humedecida en sangre dónde volcar el alma de los que no callen sus irrespetuosos pensamientos asimétricos. El orden, lentamente, se hace dueño de éste dulce averno… ahora puedes ocupar tu

LUNA ROJA

Te encontré en el lugar indicado, justo después de la hora marcada... La noche se gestaba y tu piel me abrazaba desde la distante penumbra que te acobija... te sugerí recorrer la tierra por debajo de las sucias raíces de la ciudad que ya nace muerta, empapada de mentes herméticas y ojos ciegos. El tiempo se detuvo mientras las palabras nos bañaban y dibujaban historias pisadas... historias de soledad haciéndole el amor a una niña que guardas en las entrañas... historias de cómo empezó ésto y de cómo terminaría. Me incrusté en tus ojos para ver el mundo desde tu tan amado lugar y, desde allí, vislumbré las dos pequeñas luces de las que me hablabas y que disolvían aquellas sombras de las que te tanto te ocultabas. Más tarde, en el vientre de la noche y en el borde de la tierra, sentí tus frías manos acariciando mis ideas bajo una luna roja como la sangre que trotaba por tus venas. Te ofrecí mi cuello y tu lo tomaste… te entregué mis sinceras palabras y mis manos abiertas para que acalles

ELLA

Un rayo de extraña luz cayó repentinamente sobre mi piel, marcando un sino que no he de remediar. De nombre oculto, voz roída por humo y desamores, de piel blanca y suave como su recóndito calor más sincero y con su máscara del color de sus penas, dibujada sobre el rostro… así llegó ella, repentina como orgasmo ardiente… El juego comienza y tira la primera ficha. Se arriesga y apuesta a mi sigiloso perro que, en guardia, la observa. La huele. La estudia y, casi sin respirar, espera su próximo movimiento… La mordida será al cuello y causará una gran herida, pero mi perro sabe un truco para dilatar su dulce agonía. Mantiene la boca en su garganta, saboreando la sangre que escapa de la grieta abierta con pasión y ternura... más tarde, rendida sobre la cama, un último estertor pondrá punto final a la noche y se esconderá antes de que comience el nuevo día. Yo observo a su perro, que ladra mil insultos e insinúa mil ansias… no le quito la mirada, pues sospecho que si lo hiciera, se abala