IRONIA

La noche estaba tan fría, amada mía.
Lejos de tu carne mis sueños se apagaron bajo un manto de soledad.
La noche estaba tan fría, amada mía.
Esperando al tren que a todos nos lleva a destino final, esperando volver a sentir tus dulces manos acariciando mis manos.
La noche estaba ya tan fría, amada mía que decidí dejar de esperar al tren que a todos nos lleva a destino final para correr hacia ti con la velocidad de la bala que atravezó mi sien.
La noche está aún tan fría, amada mía, pues quién no espera el tren no encuentra el camino y se pierde en la obscuridad.

Comentarios

Anónimo dijo…
No hay tren que te lleve, solo vagas ilusiones.
.Laneri.

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