RESCATAME

En mis manos veo correr al tiempo que apura a la muerte mientras los que están afuera me mantienen aquí, sin saber, tal vez, que los enfermos no están de éste lado sino al revés.
Los espío por el hueco de un ladrillo que se fue a un lugar mejor, a un lugar en el que no tenga que torturar con encierros a los seres que no piensan como se les ordenó, a los que sin querer, olvidaron lo que no deberían.
Creen que están libres y están hundidos en un espeso humo de mentira y dolor.
Están ahogados en una libertad dibujada por la mano herida de un Dios moribundo que les adorna el pecho con historias viejas de su libro favorito de fábulas.
Los observo desde el patio, con mi viejo abrigo verde, mis pantalones azules y mis ojos llenos de medicación. Sentado en mi silla de ruedas… a veces me pregunto… de qué le sirven esas ruedas si no me llevan a dónde quisiera?
Extraño el sonido de mi habitación, el olor de mis mañanas, el dolor de mis noches, el calor de mi elegida soledad.
Tengo en mis manos, además del tiempo, una maldita necesidad. Tengo conmigo la necesidad de vivir, infectada ya, por el deseo de morir hoy, pues no soy un hombre ni soy lo que debiera…

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