EL IDIOTA

Una vez más siento tu violenta mirada lastimando mi ser. Siento tus odios alimentarse de mis fetales fantasías, muertas antes de nacer.
Sin quererlo, permanezco con los brazos cruzados, siendo testigo de tu negra pasión que desangra tus viejas palabras de amor, que yacen muertas debajo de la cama. No quiero verlo, pero el morbo me empuja y me acorrala en una única opción con su filosa espada de perversa curiosidad.
Mientras todo esto pasaba como en una vieja película en cámara lenta, pude notar que la maldad que te movía con sus fuertes hilos de poder te enorgullecía a la vez que te arrancaba de un miserable golpe toda la belleza que te iluminaba cuando la inocencia era tu guía.
Pero hay algo que no puedo entender, algo que me enloquece por su compleja y retorcida existencia... y es que no puedo, pues no quiero, escapar de este agresivo torbellino que desatas con tu hermosa maldad.

Comentarios

Anónimo dijo…
Llegué tarde, lo confieso, pero...pude vivir en carne propia tu relato...volveré!

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