EN LO ALTO

Sentado en lo alto de mi ego, vuelo más allá de tus ideas tristes y siento el frío de tus inundados sueños de desamor.
Me alimento de tus cabellos trenzados, jugando al Rey de Plástico. Perdido por perdido, desde mi garganta nace un grito de perdón y soledad… y un curioso sabor a sexo dulce, mío como el aire que respiran tus labios azules, se desprende de tus pechos de paz.
Volcada sobre la mesa está tu alma de niña… la violo y la cuido desesperado por ver las grietas cerrarse en mi cruz de acero.
No soy la lógica ni el desatino, no soy la luz ni el acertijo. No soy lo que debería ni lo que quisieras. Simplemente soy el error que pretendieras haber cometido.
Tengo las piernas partidas de recorrer el camino; perdido, aturdido, centrado en ti y en un mar de olvidos… nunca tendrá fin el sendero que dibujé bajo tus pies ni la calma que flota entre tus sentidos.
Cabalgo la llanura y nunca vuelvo al ayer, si no hay algo que amar. Me alejo en tu montura de terciopelo. Me alejo, sin más.
Nada necesito, todo lo deseo en tus ojos de tierra salvaje.
Cuando tengas éste ardor en tus manos, sabrás lo que hubo en mí al rezar lo que siento.